lunes, junio 16, 2008

A falta de compasión... remordimiento

De repente, el paseo dominguero se vió opacado por el llanto de un alguien... de verdad lloraba como niño, y no como niño emberrinchado... eran quejidos de dolor, y no necesariamente físico.

Seguimos caminando, justo hacia donde provenía el sonido y lo vimos detrás de un árbol, estaba sentado en dos de sus patas, como si se tratara de un muñeco de peluche... Era un perro negro, melenudo, pequeño, que a distancia parecía sólo un bulto.

Cuando intenté acercarme, él caminó asustado... así que me senté y le llamé... Fue hacia mí lo más lento que pudo, con la cola entre las patas, y recargó su cabeza en mi pierna...

Al buscar en su cuello, por fortuna hallé un collar... No recuerdo cuándo fue la última vez que vi tanta tristeza en unos ojos humanos... Ni siquiera sé si la he visto... Aquellos eran unos ojos pequeños, redonditos y llorosos que me hicieron ver mi falta de compasión...

Del collar no colgaba ninguna placa... y no tuve el valor suficiente para llevármelo a casa.